¿Qué son las regurgitaciones? El bienestar de tu bebé es también un motivo de bienestar para ti. Esto puede hacer que a veces te preocupes de forma anticipada ante algunos gestos.
La regurgitación es un hecho relativamente habitual en algún momento de la lactancia o de la alimentación con biberones, pero no debe confundirse esta expulsión del alimento en pequeña cantidad con el vómito. El vómito es más molesto, más incómodo, menos frecuente y también está caracterizado por una expulsión más abundante.
Cada niño es único por sus propias características. Sin embargo, existe una característica común durante los primeros meses de vida de los bebés. Están tumbados durante buena parte de la rutina cotidiana.
Y es el hecho de permanecer durante tanto tiempo en esta posición el que puede provocar la consecuencia de regurgitar o expulsar una pequeña cantidad de alimento. Sin embargo, este hecho no es motivo de preocupación en la mayoría de los casos. Ya que, además, suele desaparecer de manera natural. Generalmente, el niño ya no experimenta este hecho una vez que ha cumplido el primer año de vida.
Es recomendable que compartas tus observaciones con el pediatra del niño para que conozca esta información. Y, también, que consultes dudas y recomendaciones con el experto. ¿Qué puedes hacer para ayudar al bebé?
Recomendaciones de alimentación con biberones
1. En relación con la alimentación del bebé, puedes intentar reducir la cantidad de alimento como medio para minimizar el riesgo de que se produzca la expulsión de leche. Este aspecto cuantitativo es una variable conveniente frente a la circunstancia opuesta del exceso de alimento. En relación con esta recomendación, también es aconsejable, desde el punto de vista del tiempo, que alimentes al niño antes de que tenga sensación de hambre intensa, ya que esto también favorece una respuesta específica de impaciencia durante la toma.
2. Desde el punto de vista de las características del entorno, es recomendable que intentes crear un contexto relajante y tranquilo para dar la toma al bebé. Cuando el espacio en el que te encuentras te inspira calma, también te concentras en ese momento con un mayor nivel de bienestar. Y esta presencia consciente, a su vez, influye en el propio bienestar del niño. Por ello, puedes reforzar este fin por medio de la planificación previa en relación con la preparación del espacio.
3. Puedes consultar el asesoramiento del pediatra del niño para elegir la leche en polvo más indicada para él. Esta elección de la leche de fórmula para el niño debe partir de la atención a sus necesidades. Sin embargo, siempre debes tomar cualquier decisión sobre esta cuestión de alimentación del bebé atendiendo al criterio profesional del pediatra.
4. Eructar. Otra de las sugerencias que puedes poner en práctica es realizar algunas pausas durante el tiempo de la toma para que el niño expulse los gases.
Lactancia materna o leche en polvo
Puede producirse esta circunstancia tanto en bebés alimentados con lactancia materna como en niños alimentados con biberón. Por tanto, este no es un aspecto determinante en relación con esta cuestión. No orientes tu diálogo interior en la dirección de preguntarte qué hubiese ocurrido si el bebé disfrutase de otro tipo de alimentación.
En definitiva, las regurgitaciones no suelen suponer un motivo de preocupación cuando el niño no experimenta molestias asociadas a este hecho y cuando el peso del bebé evoluciona positivamente en esta etapa de acuerdo a su edad.
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