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La piel atópica del bebé es una afección cutánea que produce irritación y picor. No es grave ni contagiosa, y la hidratación es esencial en su tratamiento

Cuando nace tu bebé empieza un nuevo periodo en tu vida que la trasformará por completo. Después de los miedos e inseguridades que puedan surgir a lo largo del embarazo, una puede pensar que una vez das a luz, todo empezará a ir mejor. Y desde luego puede ser así, porque tener hijos es una aventura apasionante, pero también imprevisible. No hay dos niños iguales, como no hay dos personas iguales, y el desarrollo y aprendizaje de tu bebé será distinto a cualquier cosa que hayas vivido hasta el momento, incluida la crianza de otro hijo.

Un bebé en casa es una novedad de la que no te cansarás en mucho tiempo. Puedes pasar horas y horas simplemente mirando su pequeño cuerpo cuando duerme, sus manitas, sus pies diminutos y cada pliegue de su piel… hasta que descubres que tiene unas manchas rojizas, y la piel un tanto arrugada en una parte de la cara. ¿Qué será? ¿Es grave? ¿Debo llevarle al médico?

Qué es la dermatitis atópica

No te alteres, puede ser dermatitis atópica, una alteración leve de la piel que afecta a muchos bebés. La dermatitis atópica o piel atópica del bebé, afecta de manera frecuente a los niños de 0 a 5 años. Se trata de una inflamación de la piel que suele tener su origen en la herencia genética, es decir, es hereditaria. En ocasiones produce en los niños picor y escozor, lo que puede ponerles nerviosos e intranquilos, sobre todo por las noches, y si la piel está en contacto con algún material que le produzca más irritación.

No es una enfermedad peligrosa, aunque si no se trata, puede ser molesta para los bebés y para los padres. Tampoco es contagiosa, y en la mayoría de los casos los síntomas desaparecen a lo largo de los años. También se dan casos en que la enfermedad es crónica, y las personas que la padecen deben tener un cuidado especial de su piel toda la vida. Cuidados que no suelen ir más allá de tratamientos con cremas de hidratación y un cuidado especial con materiales que puedan provocar reacciones adversas.

Este tipo de afecciones aparecen entre el segundo y tercer mes de vida y se pueden mantener hasta los 5 años. Descubrirás los eccemas en la cara, y también en las manos, principalmente cuando los niños empiezan a coger objetos y tocar todo lo que se les pone por delante. Otro sitio donde podrás encontrar la piel afectada es en el pliegue del codo, al igual que en la parte de detrás de las rodillas, en los tobillos o en las muñecas. Mira también a tu bebé detrás de las orejas. Puedes detectar la dermatitis cuando la piel está muy seca, y aparecen unas gritas muy finas y de aspecto granulado en los muslos y en los brazos. En las primaveras calurosas y en el verano las irritaciones pueden ser más claras.

¿Cómo se trata la piel atópica del bebé?

Las palabras claves para el tratamiento de la dermatitis son higiene e hidratación. Es importante que en la limpieza diaria no utilices jabón. El agua es suficiente. Utiliza si lo crees necesario un limpiador a base de avena y siempre de pH neutro.

No utilices manoplas ni esponjas, y ten especial cuidado en no frotar la zona afectada. Es mejor un baño a 32 o 33 grados que una ducha. El baño tiene efectos relajantes y la ducha puede irritar la piel con el golpeo de las gotas de agua sobre las zonas afectadas.

Seca al bebé con una toalla de algodón sin frotar, y no del todo. Es conveniente dejar un cierto grado de humedad y después aplicar inmediatamente y de manera generosa una crema hidratante. Si ves que a lo largo del día el bebé tiene la piel muy seca, se puede hidratar dos veces al día.

Corta bien las uñas del niño, pues la irritación puede hacer que el pequeño se rasque, produciéndose heridas.

El sudor es tu enemigo

Observa al pequeño a lo largo del día y descubre si suda. Debes evitar el sudor, pues es perjudicial. No vistas al bebé con ropa ajustada y evita el exceso de abrigo. Para el lavado de ropa utiliza un detergente suave y mejor no uses suavizante. Aclara siempre muy bien la ropa.

Evita que tu hijo esté en contacto con animales domésticos y no utilices ropa de cama que tenga plumas. Y tampoco es conveniente que esté en contacto con zonas que tengan mucho polvo.

A modo de resumen, no debes preocuparte si ves que tu hijo tiene un eccema o en alguna parte de su cuerpo aparecen zonas rojizas o secas. Acude al pediatra para determinar que efectivamente se trata de una dermatitis atópica.

Una hidratación adecuada y algunas precauciones en el baño y con la ropa son suficientes para tratar la piel atópica del bebé y que no haya ningún tipo de problemas.

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