Muchas veces, el baño del bebé puede ser estresante para él. Seguramente ha sentido temor en algún momento cuando le has bañado, por eso, lo más importante es que te sienta segura y puedas ofrecerle un espacio que le tranquilice y le mantenga a gusto.
La higiene del bebé, un momento relajante para él
Sin lugar a dudas, la higiene del bebé es algo muy importante, como lo es para todos los seres humanos. Con el baño no solo nos mantenemos limpios, sino que evitamos enfermarnos, desechando posibles bacterias y gérmenes que pueden adherírsenos.
En nuestro bebé, la limpieza es imprescindible, dado que su sistema inmunitario no termina de reforzarse hasta los dos años de edad. Pero, ¿qué hacer si tu pequeño detesta la hora del baño? Lo primero que debes analizar es el problema.
Si lo metiste en la bañera, posiblemente se haya sentido intimidado por el tamaño y se vea inseguro. Que sienta seguridad es lo más importante, porque de ahí suele surgir el temor a bañarse. Por este motivo, lo más recomendable es tener una bañera especial para tu pequeño, hecha acorde a su estatura. Otra solución puede ser bañarte con él, para que vea que su mamá está feliz en el mismo lugar y no hay nada que temer.
Cosas que debes tener en cuenta a la hora del baño
Existen circunstancias que debemos tener presentes cuando toca bañar a nuestro hijo:
– La temperatura del agua debe ser la adecuada. Ni muy caliente ni tampoco fría, teniendo en cuenta la estación del año, ya que no es lo mismo bañarle en invierno que en verano. Por lo general, los recién nacidos necesitan una temperatura ligeramente superior al resto de niños. En este caso, lo ideal es vigilar qué tan caliente está el agua con ayuda de un termómetro. Esta deberá oscilar entre los 37 y 38 grados centígrados para los recién nacidos. 35 grados será lo indicado para los niños más grandes.
– Es importante comprobar la temperatura ambiental, sobre todo en invierno. Esta debe rondar los 25 grados.
– La cantidad de agua puede ser un motivo de temor en tu pequeño. Si siente que le cubre demasiado, puede sentir angustia. Lo conveniente es que le llegue hasta el pecho, aunque lo apropiado es que sienta que en cada momento lo estamos sosteniendo.
– Evitemos bañarle si se muestra cansado o tiene hambre. Bajo estas circunstancias, va a mostrarse rebelde. Cerciórate de que ha descansado bien y de que no le toca comer pronto. Busca un momento del día en el que esté relajado, para que no tengas que batallar tanto.
– Debe ver el baño como algo divertido. Para lograr esto podemos crear un ambiente apropiado. Poner una música tranquila, la de sus dibujos animados favoritos o permitirle llevar un juguete consigo, con el fin de mantenerlo entretenido y que pueda jugar mientras puede resultar.
– Es preciso ser cuidadosos durante el aseo. No frotarle muy fuerte ni propiciarle un chorro de agua. Que vea ese momento del día como algo relajante o una forma de seguir jugando dentro del agua.
– Es indispensable que no te vea estresada cuando llegue el momento del baño. Si le transmites felicidad y diversión, habrás ganado mucho nada más comenzar. Verás como poco a poco, con los días, se va adaptando perfectamente.
El baño del bebé puede ser una experiencia complicada que puede cambiar teniendo buen tacto con el pequeño.