Es muy frecuente que el peso del bebé disminuya después de nacer, cuando se inician en la lactancia materna. Esta pérdida es normal y no debe preocuparte: es frecuente que se resuelva sola y que tu hijo recupere el peso perdido de forma espontánea. Pero si las semanas pasan y tu bebé no engorda debes actuar antes de que se convierta en un serio problema.

¿Cuándo debes preocuparte?

Los niños son diferentes unos de otros y su forma de crecer también. Por eso los valores que te ofrecemos solo deben servir de referencia, para saber cuándo debes preocuparte si no coge peso.

Desde que nacen y hasta los 3 meses los bebés ganan entre entre 150 y 200 gramos cada semana. Es normal que algunas veces ponga más de 200 gramos, mientras que otras no llegará al mínimo, pero en conjunto los valores deben estar equilibrados. Si observas que la ganancia de peso no llega al mínimo una semana tras otra debes consultar con tu pediatra y revisar la alimentación que le estás dando al bebé.

¿Qué hacer si el bebé no gana peso con la lactancia materna?

En este caso lo primero que debes hacer es comprobar que todo funciona correctamente y que no tienes alguno de los siguientes problemas:

La técnica para amamantar no es la correcta

La mejor postura para dar el pecho es con la madre tumbada o reclinada y el hijo encima, de forma que estén en contacto permanente. La mandíbula inferior debe quedar libre para que el bebé pueda succionar con el labio y la lengua. Si prefieres amamantar sentada debes mantener al niño a la altura suficiente apoyándolo en tus brazos o en un cojín de lactancia.

Succión inadecuada del bebé

Sobre todo en niños prematuros o que nacen con muy poco peso la succión es deficiente porque tienen poca fuerza. Asegúrate de que el pezón entra completamente en su boca y ayúdale masajeando el pecho durante la toma, para que la leche fluya con más facilidad.

El bebé tiene frenillo lingual

El frenillo es una membrana que tenemos debajo de la lengua, en la línea media, y que cumple la función de sujetarla a la mandíbula inferior. Si el frenillo es corto, grueso y más duro de lo normal se considera una malformación e impide la movilidad normal de la lengua. Produce dolor a la madre y al bebé, lo que repercute en que el niño se niega a mamar.

En estos casos la solución debe ser valorada por el pediatra, que decidirá cuándo es necesario intervenir quirúrgicamente.

Alteraciones en la madre

Algunos problemas de salud afectan a la lactancia y, aunque el bebé succione correctamente no consigue la leche suficiente para su desarrollo.

Alteraciones en el tiroides, ovarios poliquísticos, un nuevo embarazo, pérdida de sangre excesiva durante el parto y falta de desarrollo en las glándulas mamarias son algunas de las patologías que afectan a la cantidad de leche que se produce.

Otras alteraciones que impiden una lactancia adecuada

Además de los problemas mencionados existen otras circunstancias que influyen decisivamente en la calidad de la lactancia materna. La falta de sueño durante las primeras semanas, el estrés y la depresión postparto y los horarios desorganizados pueden propiciar una disminución en la cantidad y la calidad de la leche materna.

Para evitarlo te recomendamos que intentes mantener la calma y que delegues en tu entorno las tareas que no dependan exclusivamente de ti. Aprovecha los momentos de sueño de tu hijo para descansar y piensa que en unas semanas todo irá volviendo a la normalidad.

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