Vacunar a un hijo es una decisión muy personal. Hay quienes piensan que las vacunas del bebé hacen más mal que bien, por lo que optan por no vacunar a sus hijos, algo que es totalmente respetable. Sin embargo, los estudios demuestran que las vacunas reducen el riesgo de que tu bebé pueda padecer determinadas enfermedades.

Con el fin de facilitar esta labor a los padres, hace algunos años se decidió establecer un calendario de vacunas similar en las Comunidades Autónomas. Este año 2017, se han introducido algunos cambios al respecto. Por un lado, el calendario de este año es igual en todas las Comunidades Autónomas, lo que facilita mucho las cosas, sobre todo para aquellos padres que se desplazan con frecuencia.

Por otro lado, la vacuna de Hepatitis B ya no se da en el nacimiento, sino que solo se mantiene en aquellas comunidades en las que no disponen de cobertura suficiente para cribar si la madre padece hepatitis B. En el caso de que la madre no la padezca, no se da.

Pero hay más diferencias. A continuación, explicaremos qué son las vacunas y todo lo que debes tener en cuenta a la hora de vacunar a tu hijo.

¿Qué son las vacunas?

Lo que contiene una vacuna es el microorganismo que produce una enfermedad. No obstante, ese microorganismo está inactivo o debilitado. De este modo, se introduce en el organismo de tu bebé, de manera que su cuerpo lo reconoce y comienza a generar anticuerpos que lo protegerán de dicha enfermedad, o harán que sea más leve.

¿Cómo funcionan en el organismo las vacunas del bebé?

Las vacunas del bebé suelen generar algunos efectos secundarios. Esto no es un símbolo de alarma, al contrario, es un signo de que su cuerpo está reaccionando correctamente. Es decir, su sistema inmunológico está trabajando.

Por ello, algunas de las reacciones adversas con las que más frecuentemente te puedes encontrar después de haber vacunado a tu hijo son fiebre, dolor o enrojecimiento en la zona donde se ha dado la vacuna y malestar.

¿Qué vacunas necesita el bebé en su primer año de vida?

1.- Hepatitis B: se da en tres dosis a los 2, 4 y 11-12 meses. Como ya se ha dicho antes, en las comunidades donde no hay cobertura para cerciorarse de que la madre tenga o no hepatitis B, se da en el nacimiento. Esta vacuna protege contra las infecciones de hígado.

2.- Difteria, Tétanos y Tos ferina: a los 2, 4 y 11 meses. Las 2 dosis restantes se dan más adelante (a los 6 y 14 años).

– Difteria. Es fácil contagiarla a través de la tos, ya que se transmite por la nariz o boca. Consiste en una infección de garganta o piel que puede llegar a ser mortal.

– Tétanos. En este caso no se contagia de una persona a otra, sino que es una bacteria que puede entrar en nuestro organismo a través de una herida abierta, bien sea superficial o profunda. Cuando las bacterias se adentran en el organismo, se genera una toxina que afecta al sistema nervioso central.

– Tos ferina. Son ataques de tos intensos y súbitos, y se contagia de una persona a otra a través de los fluidos que se expulsan al toser. Se puede padecer a cualquier edad, pero es mucho más frecuente en menores de 4 años.

3.- Aemophilus influenzae B:

– Poliomelitis: se vacuna a los 2, 4 y 11-12 meses. Posteriormente, se vuelve a dar una nueva dosis a los 6 años. Es una infección contagiosa que va desde el intestino propagándose por todo el cuerpo. Afecta sobre todo al cerebro y la médula espinal, y alguno de sus síntomas son dolor de cabeza, fiebre, parálisis o rigidez en el cuello.

– Meningococo C: se vacuna en los mismos periodos que la anterior. Es la bacteria responsable de producir meningitis, pero no solo eso, también produce otras enfermedades como faringitis o neumonía.

4.- Triple Vírica (dosis a los 12 meses y 3-4 años):

– Sarampión: los síntomas son parecidos a los de una gripe acompañados por sarpullido.

– Rubeola: también es parecido a una gripe y aparecen unas manchas rojizas en la piel.

– Paperas: es muy característico porque vemos que la zona que hay entre el lóbulo de la oreja y la mandíbula se hincha. Además, suele aparecer fiebre alta.

5.- Neumococo: se da a los 2, 4, 6 y 12 meses. Puede generar numerosas infecciones como otitis, pulmonía, meningitis…

Las que acabamos de citar están financiadas por el Estado. No obstante, hay otras dos que deben pagarse en la farmacia: meningococo B (administrada a los 2, 4, 6 y 12-15 meses) y rotavirus (administrada a los 2, 4 y 6 meses).

Send this to a friend