Aunque en cierto modo te cuesta creerlo, tu pequeño ha cumplido su primer año de vida y ya no es un bebé. La alimentación a partir del año cambia y ahora es una persona que no para ni un solo minuto de tocar, probar y experimentar con todo y con todos. Y como te he comentado, en lo que a la alimentación se refiere, se acerca una época de muchos cambios.

Evolución de los hábitos tras los primeros 12 meses

El primer cambio en la alimentación a partir del año es que los niños frenan bastante su velocidad de crecimiento, pasando de 25 a 12 centímetros de media por año, por lo que su apetito también disminuye. Empiezan a compartir mesa con los mayores y su deseo por comer por sí mismos también aumenta. Si bien es cierto que vas a tener que limpiar más y tendrás que dedicarles más tiempo, lo mejor será que les coloques un babero impermeable, le plantes delante la cuchara y el plato y le dejes disfrutar a sus anchas. Si le eliminas este estímulo, en unos meses perderá esa necesidad de probar y tocar y aunque será más cómodo a corto plazo, le impedirás evolucionar en sus gustos, lo puede llevarle a sufrir algunos trastornos alimentarios en el futuro.

Sus mandíbulas empiezan a masticar y triturar alimentos y gracias a ello descubre un mundo nuevo de sabores y texturas. Algunos le encantarán, otros pasarán desapercibidos y unos pocos le generarán una profunda animadversión. Poco a poco, los purés y papillas irán dejando el camino libre hacía una alimentación más cercana a los adultos. Si bien es cierto que se cansará antes de comer, no debes caer en el error de pasárselo todo por la batidora para que coma una mayor cantidad en menor tiempo. Y es que a veces menos es más.

Relación con los nuevos alimentos

Su aparato digestivo se ha hecho más duro y resistente y está preparado para digerir otro tipo de alimentos. Las alergias a partir de esta edad suelen ser menos comunes, así como las intolerancias. Los principales alimentos que incorporarás serán la leche de vaca, el pescado y los huevos.

Leche

Su consumo máximo recomendado es de medio litro al día, (incluyendo otros derivados como los yogures o quesos) y suelen ser buenos vehículos conductores para probar otros alimentos como las frutas (en forma de batidos, por ejemplo). Un aporte excesivo puede generar en tu bebé una falsa sensación de saciedad y que no quiera otro tipo de nutrientes, vitales en su evolución y desarrollo.

En caso de seguir con la lactancia materna, esta seguirá a demanda.

Pescado

Debes empezar con los blancos (lenguado o merluza), hervidos o a la plancha y, poco a poco, sobre los 18 meses de vida, con los azules (atún o pez espada). Es recomendable suavizar su sabor con aceite de oliva virgen extra.

Huevos

Su gran contenido en proteínas y grasas se convertirán en un aliado en el crecimiento de tu pequeño. Si bien es cierto que es el alimento que más alergias genera en niños entre 1 y 2 años, su introducción en la dieta ha de ser progresiva y firme.

Otros

Aunque hasta ahora la habías evitado, tu bebe ya está preparado para empezar a probar la sal yodada. En mínimas cantidades, condimentarán junto a otras especias el sabor de los alimentos y le descubrirán un nuevo mundo de experiencias gustativas. También pueden empezar a probar carnes como el cordero, el jamón serrano o el lomo de cerdo y elaboraciones como las croquetas.

Cómo incorporar los nuevos alimentos en la alimentación a partir del año

En primer lugar, debe ser un proceso tranquilo y flexible. En esta fase, no todos los niños tienen las mismas ganas de comer todos los días, por lo que debes ser positivo y seguro. El niño pasa de estar solo contigo a una mesa llena de estímulos visuales, olfativos y táctiles y aunque la curiosidad suele ser un rasgo común, existen niños cuya evolución en este sentido es más pausada. Si este es tu caso, ten calma. Poco a poco es mejor que nada.

En cuanto al orden de introducción, dependerá de factores culturales (como la religión, por ejemplo), económicos o familiares, siendo todos ellos válidos siempre y cuando sean los pediatras quienes supervisen dichos planes de actuación.

La tendencia cada vez más extendida entre los pediatras es que, salvo excepciones, los niños deben comer lo mismo que comen los adultos. Preparaciones especiales para ellos les pueden aislar del resto de la familia e impedir su normal evolución alimentaria, aunque siempre deberás tener en cuenta posibles intolerancias y reacciones alérgicas.

Otro de los debates suele generarse por el uso o no de la cuchara. Cada niño es un mundo y todas las posturas en este aspecto son válidas y aceptables. La meta debe ser la correcta alimentación de tu bebé y el modo de conseguirlo es, con absoluta certeza, lo menos relevante.

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