Si tu bebé rechaza la papilla, no debes entrar en pánico. Cuando se comienza con la comida suplementaria, es normal que tu hijo manifieste rechazo, ya que no siempre los cambios son fáciles para nadie, y menos para los más jóvenes de la casa.
¿Por qué la papilla crea ese rechazo desde el inicio?
El primer error que se suele cometer es pensar que tu bebé es el único que rechaza la papilla, mientras que el resto lo come como un manjar. En el fondo, para cualquier pequeño todo cambio que implique abandonar el pecho materno no es sencillo.
De repente, se encuentra con que tiene que dejar una textura suave y calentita por una cuchara, muchas veces, de metal frío. También hay un problema con la textura del alimento complementario. Si empiezas con los sólidos es probable que se sienta extraño y que pueda rechazarlos de inicio. Lo importante es tener paciencia y dejar que por sí mismo pruebe las papillas.
Los padres tienden a apresurarse al querer introducir las papillas antes de tiempo. El consejo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que esperes al sexto mes de vida de tu pequeño. Cuando ya sea capaz de mantener la espalda erguida, posiblemente esté preparado para la comida complementaria.
¿Cuándo reconocer que tu bebé tiene un problema?
Es normal, sobre todo en los padres primerizos, asustarse ante todo lo que no han previsto con el recién nacido. Si estás preocupado porque tu bebé rechazó la papilla y empiezas a obsesionarte con que va a quedar desnutrido, no te preocupes.
Una muestra de que tu pequeño está bien es que juega, le ves risueño y fuerte. Estos son indicios de que está siendo alimentado correctamente y que goza de buena salud. No temas con seguir dándole la leche materna más tiempo del indicado. Incluso si puedes prolongársela aún más, mucho mejor. Esta le proporciona las defensas suficientes que requiere su organismo, además de que es la alimentación más completa que puede tener.
Preocúpate si sientes que tu bebé está triste o que suele llorar a menudo sin entender la razón. Muchos tienen problemas gástricos que exteriorizan con el vómito en forma de leche cortada. Esto es un indicativo de que padecen irritación de estómago, lo que puede conllevar dificultades futuras a la hora de la comida.
Haz de su comida un momento divertido
Uno de los grandes errores de los padres, cuando ven que sus hijos se niegan a comer, es intentar obligarles o engañarles, aprovechando un descuido para meterles la papilla sea como sea.
Si no quieres que tu bebé asocie la hora de la comida con un periodo molesto, deberás hacer de esa hora algo divertido. De lo contrario, puedes crear en él hábitos pocos saludables y difíciles de reparar.
Te pueden resultar útiles estos consejos:
– Comienza por ponerle música que le guste, para que asocie la comida con algo feliz.
– Ten siempre mucha paciencia. No dejes que las prisas sean para él un suplicio. Dale tiempo, especialmente cuando tiene ante sí un alimento nuevo.
– Puedes ofrecerle distintas texturas de papilla y esperar a que dé el primer paso. No te preocupes si se ensucia. Permítele que juegue con la comida.
– Puedes combinar la papilla con un trocito de fruta, para que comience a reconocer nuevos sabores.
Si al principio, tu bebé rechaza la papilla no lo conviertes en un drama. Quizás necesita unas semanas más hasta empezar a comerla. Ten paciencia.
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